Cuando en el pueblo un hombre sin
dinero y nada de bonito se conseguía una mujer que estaba como dicen allá, por
el libro, muy buena, siempre había alguien que preguntaba: ¿Pero dime algo! y
qué fue lo que le vio ese Mujeron a ese hombrecito? Entonces venia alguien y le
decía: No, espérate, ¡ese tipo tiene una labia! y además le decía: “Ese tipo
habla tan bonito, que te habla a ti al oído y “tú lo besa” a lo que el
criticón, que tenía fama de ser alérgico al sudor de hombre y odiaba las
camisas rosadas decía: Mucho cuidado, que yo soy un hombre y yo no relajo con
nadie con eso. Y los demás explotaban de la risa y el tipo se ponía rojo porque
él creía que aquello se pegaba como la “Papera”.
A quien tenía fama de
hablar lindo en el pueblo, le decían pico de oro y en los grupos de amigos tenía
cierta distinción y hasta cuando iban a los lugares públicos estos distinguidos
de la palabra eran a veces exonerados en el serrucho que se hacía para pagar
las cuentas en los bares, porque aquel “habla bonito” le daba al grupo de
amigos un toque de distinción con su verbo. Cuando se daban las serenatas, el
pico de oro era el encargado de dedicarle la serenata a la novia y al terminar
la serenata casi siempre el novio en el camino venia contento preguntando al pico
de oro por el significado de tal palabra mencionada bajo el sonido de la
guitarra al dedicarla.
Eran los tiempos románticos
de la palabra, de las canciones con poema. Era la época en que los grandes
oradores los conocían como hoy se conoce a cualquier artista popular. Los Palacios
de Justicia se llenaban de gente que iban detrás de las oratorias en estrado de
aquellos buenos abogados. En el país hubo una cosecha de muy buenos abogados
que se preocupaban de la palabra y del canto del discurso. Los profesores eran
genios del convencimiento, muchos fascinaban a sus estudiantes, que se deleitaban
escuchando las explicaciones de aquellas clases en el aula.
La palabra era tan
poderosa, que había contratos QUE SE HACIAN sin páleles, poniendo la palabra de
garantía únicamente, y hasta cuando los jóvenes hacían sus compromisos de amor
los adultos empeñaban su palabra como garantía por aquellos jóvenes que se comprometían.
Pero sucedió lo que casi nadie se imaginó, vinieron los cambios y las malas influencias
cuando se globalizó lo peor.
Quienes heredaron el
poder heredaron la palabra. Los viejos del pasado como los de hoy se creían eterno,
por eso no prepararon lo mejor para el relevo y los que estaban al asecho se
convirtieron en los picos de oro, entonces vino la desconfianza de la gente y
el desinterés por la palabra. Porque los nuevos gerentes de la palabra la
relajaron con sus mentiras y simulaciones y algunos hasta se comieron animales
muertos jurando y empeñando la palabra de “honor”.
Hoy cuando nos acercamos
a cualquier persona para decirle algo, lo primero que pregunta es: ¿Cuál es la
cotorra? No quiero muela “No me venga con mareo dime lo que hay” “Yo no cojo
esa” “Móntame, pero móntame algo bien, no cotorra” “No quiero Bla Bla Bla. Los
titulares que más comentarios cogen hoy en los periódicos dominicanos son las
mentiras que dice cualquier político del gobierno, por ejemplo: “Presidente del
Senado sale del lodo con traje blanco impecable” cuando un periódico publica un
titular así, la cantidad de maldiciones en los comentarios son incontables. Y la
gente se golpean hasta de las paredes de la rabia.
Pero hoy, cada vez que
el presidente dice un discurso, la gente dura en las redes sociales más de tres
semanas haciendo Memes, diciendo relajos de las mentiras contenidas en ese
discurso y los periódicos que no dejan de ser bocinas del gobierno también le
sacan provecho a ese discurso porque empiezan a tomar frase por frase de las
que más provocan la rabia del público para que los lectores en el pie de esa
noticia se den gusto escribiendo todo tipo de epíteto contra el mareo del mandatario.
Y hay algo que no nos
deja mentir, el gobierno ha tenido que habilitar edificios con gente trabajando
casi los tres turnos con el objetivo de contrarrestar en las redes sociales
esos comentarios negativos a la popularidad del Presidente, esos son los
llamados paleros digitales con cuentas falsas en las redes sociales, para decir
únicamente que el gobierno es el major de la bolita. Por eso
el presidente ha optado por el silencio, como a quien le dicen: Mire Señor Presidente,
calladito se ve más bonito.
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