SC. RD. Cuando
mi profesora Nereida en la clase de literatura nos enseñaba que “la belleza
está en los ojos de quien la mira” casi justamente nacía un grupo que se hacía
llamar “El Club de los Monos” que estaba formado por figuras casi todos del
arte, entre ellos, empresarios de la comunicación, comunicadores muy populares,
cantantes populares y músicos todos muy buenos. En ese Club de los “Feos”, como
otros solían llamarle a aquel grupo de morenitos perfumados y aceitosos. La
propaganda principal del grupo decía, que más vale un feo sabroso que un “bonito
sin gracias”, y arremetían además diciendo, que a “las mujeres les estaban
gustando los hombres feos pero sabrosos.
Nada más
tentador que la propaganda en el oído de una mujer, hubo muchas mujeres que se
dejaron atrapar de la tentación que produjo la curiosidad por saber si era
verdad lo que se decía de los hombres ‘‘Feos” en aquel “Club de los Monos”. Cuando
dejaban entrar a blanquito al Club de Los Monos, tenía que ser un blanquito
recién llegado del Campo, sin mucho brillo para que no hiciera mucho ruido en
el Club, como Anthony Ríos que venía de un Campo de Hato Mayor y a la capital
de carambola, donde miraba azorado los muchos carros en la Capital y se entretenía
mirando como el mar bañaba la ciudad. El primer trabajo de “Kínder” su apodo de
pueblo, fue frente al mar, de trovador en el Hotel Napolitano.
Si nos
ponemos a verlo bien, la creación del “Club de Los Monos” que fue primero un
bar donde sobresalió un humorista llamado Cambumbo, fue algo genial, porque en
ese tiempo de sociedades ruticas al amparo de un teléfono negro que parecía
estar más muerto que vivo y, sin redes sociales ni teléfonos inteligentes, con
la tecnología en pañales. Cuando algunas sociedades de la época Vivian con
grandes problemas raciales, de segregación, prejuicio y discriminación de todo
tipo por lo racial y hasta de resentimientos de las víctimas discriminadas, en
nuestro país se formaba un grupo que aceptaba los rasgos que en otros lugares
fueron motivo hasta de desprecio, para demostrar que la belleza estaba como
decía mi profesora, en los ojos de quien la mira, que para los gustos se habían
hecho los colores.
Cuando
Anthony Ríos entró al Combo Show de Johnny Ventura, se movía más que una mosca
blanca en verano, sobresalían sus ojos grandes en aquella cara siempre
sonriente que luchaba en el Combo Show por ganarse una posición para llenar el
vacío de una de las grandes estrellas del canto como Fausto Rey. Pero por más
que Anthony se movía, sobresalía siempre el pariguayo que vino del campo para
quedarse a como sea en la gran ciudad. Pero nadie sospechaba del “Tiguerazo”
talentoso, buena gente, solidario y amistoso que había en aquel campesinito
embullao, alegre y de negra melena, pero desentallao, que llegó del campo como
una mosquita muerta que se echó los Monos en un bolsillo para el hacerles la
gracia.
En algunas
facetas, como la música popular y el Béisbol, ciertas particularidades del
físico estaban relacionada con el talento, al menos eso señalaban los
prejuicios que a veces era impuestos por algunos “Feos” que defendían las virtudes
especiales de la “bemba colora”. Anthony Ríos entró al Combo Show por
casualidad y lo discriminaron por “bonito”, porque el cantante que iba a
sustituir a Fausto Rey murió de un jumo celebrando su nuevo trabajo con Johnny
Ventura. Pero hubo alguien y yo me imagino quien fue ese alguien, que en el
Combo Show dijo: Y cómo vamos a meter ese blanquito (Anthony Ríos) si en esta
agrupación todos somos “negritos” a lo que Luisito Martí dijo: Luis Sánchez,
era más blanco y mas tipo y estuvo con nosotros 12 años.
Hay gente
que se maneja muy bien como víctima de las discriminaciones, pero cuando ellos
son los discriminadores también lo hacen bien, porque nadie se imagina que la
condición racial de ellos discrimina, pero mire que sí, discriminan muy bien
porque lo saben disimular. Competir con
aquellos “cabellos malos” era un reto difícil para un blanquito, por lo de moda
que estaba el “Afro”. Con el tiempo las mujeres empezaron a fijarse en el
blanquito del Combo, entonces vino una zafra de buenas agrupaciones musicales
en que empezaron a depurar los cantantes de esas agrupaciones con “caritas
bonitas” y el club de los Monos quedo como una gran reliquia del tiempo. Pero
al final se impuso el sentido común de la vida, ni feo ni bonito, sino el
talento con personalidad y carácter de artista. Anthony Ríos, más allá del
talento, la gran estrella que rompió con los Mixtos de negrito y blanquito.
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