Asistí a esta Boda Real
a través de las facilidades que hoy ofrece la tecnología y, atraído por la
algarabía que despertó esta unión. De repente a un “aluzado mental” Osea un
ilustrado, se le podría ocurrir llamarles Vanidadoso o Veleidoso, a quien se le
ocurra embelesarse ante esta celebración Real al amor. Yo lo resolvería
diciendo que a veces hay que dejar a cada loco con su tema. Y más aún cuando
los gustos por lo que nos llama a la atención en este mundo son tan
particulares, para que a mí no me tenga que afectar lo que atrae a otros.
Después de todo, lo más importante de la gente no es lo que “Es”, sino lo que
hace. Si eres vanidoso allá tú, eso no es lo que hace daño, lo que daña a los demás
es robar por ser vanidoso.
El mundo se mueve y avanza,
aunque el pesimismo de los que tienen mente ‘Aluzada” lo nieguen. En los días
previos a la Boda Real, yo escuchaba el ruido de la boda sin ponerle atención y
cuando vi la hora en que empezaba esta Boda Real y el entusiasmo de tanta gente
en el mundo que se levantarían a esa hora para verla, lo único que se me ocurrió
decir en el pensamiento fue: “Se están volviendo locos y no hay psiquiatras
para tanta gente”. Jamás exterioricé ese pensamiento, porque me hubiesen dicho:
Envidioso Real. Me fui a mi habitación chillando murmuraciones en mi mente: ¡Se
judío este mundo!, con tantos locos ¡CuaCuaCua!
Al otro día un poquito después
de haber empezado la ceremonia de la Boda, la próstata me tocó el pito,
desperté y bajé de la segunda planta donde duermo, invitado por el sonido
“Real” del televisor que me llamó, me senté en el centro de la sala recostado
de un chocolate caliente, veo la iglesia decorada a los sencillo, un cura de la
raza negra, veo también a invitados de labios rojos sin colorete, una señora de
la raza negra vestida en un verde tierno, sencillo y bello de Oscar de La Renta,
además veo a un músico casi de mi color con moño como yo, prodigioso, joven,
con un Chelo clamando amor e interpretando magistralmente “El Ave María” pero
sorprendido me quedé con la pareja de los Casados Reales, un muchacho de
personalidad sencilla, sin ese brío artificial de los muchachitos de papi y
mami. ¿y ella? ¡Que mujer! Dios, cuanta clase, educada, de personalidad natural
sin empañete en el rostro.
La novia Real, una
mujer que diferentes a las damas que dicen: “Mejor muerta que sencilla” ELLA prefirió
ser Sencilla que muerta. Por eso lució un rostro con tanta luz, sin esa careta
de embarre con la que se tapan las que no son sencillas, lo más bello de una
mujer, esa sonrisa que irradia su personalidad. Esta Boda Real traspasó los
límites del “Si se Puede” esta Boda demostró que ya nadie se puede reír de los
sueños ajenos, ni de los cuentos de Ada. Esta Boda enseñó, además, que las
ansias no son locas. Al mundo le hace falta este tipo de evento de veces en
cuando, para sacarlo del pesimismo, de esa cobardía ante el porvenir que vive
el mundo, porque lo acobardaron para que nadie sueñe o se atreva.
Sin lugar a duda, en el
amor y en los jóvenes está la esperanza de cambio. Los jóvenes hoy no tienen
espacio para guardar prejuicios raciales ni resentimientos, simplemente quieren
ser felices y creen en el camino correcto. Es menos doloroso sacar una muela
sin anestesia que sacarle un prejuicio a un viejo Harto de mañas prejuiciosas.
A veces hay que dejar de ser viejo, y no solo para vernos jóvenes, sino para
ser más practico tomando las cosas por el lado amable y mas conveniente. Esta Boda
Real muestra la riqueza que hay en la diversidad y que podemos aprovecharla
cuando ponemos a un lado esos prejuicios, cuando dejamos los miedos a juntarnos
con alguien por la pintura. Lo extraño no es la gente, son los miedos. Hasta en
el mensaje esta Boda ha sido positiva.
En américa latina se
suele ser muy crítico con las Monarquías, pero contrario a ese sentimiento, los
países desarrollados con esa tradición adoran sus Monarquias y aprueban sus
inversiones en ellas. Muchos critican duramente esos gastos en las Monarquías,
pero en los países latinoamericanos nos gobiernan unos tipos que llevan una
vida más suntuosa que las Monarquías, y tienen unos hijos, que son unos príncipes
sin nada de “finura” a los cuales hasta los trasladan a las universidades
internacionales donde estudian con los dineros del pueblo en aviones privados,
los hijos de esos políticos en AL son unos principitos sin ley, que no
cumplen con ninguna regla social. Pero hay más, esos países ricos con Monarquías,
resolvieron sus problemas económicos y sociales. Ellos gastan su dinero en lo
que le da su gana.
Si Meghan se hubiese
casado con el hijo de un Presidente latinoamericano, el primer invitado hubiese
sido el mal gusto, para que los camiones de maquillaje y vestidos suntuosos rueden
por ese país. En vez de $45 millones de Dólares los gastos de boda, fueran $100
millones de dólares y robados, sin aprobación del pueblo, como a las Monarquías
que el pueblo se los aprueba. Donde el mal gusto gobierna, a la Mamá de la
novia sin esposo en esa Boda, un funcionario del Gobierno la hubiesen invitado a una cabaña. La impunidad le hubiera abierto la cartera a la Novia. Los caballos de
la carrosa hubiesen hecho sus necesidades en la calle. Un locutor bocina hablando baba
del Novio y de su Papá el Presidente, era el mareo seguro. En países latino no
aprendemos, que el buen gusto, lo elegante y el sentido común se cultivan en la
educación con orden, con ley.
A un mundo con tanto
prejuicio racial, con tanto odio por resentimiento, le hacía falta esta Boda. Un
mundo con tanta violencia, tanta gente de mal gusto con las caras empañetadas
para cubrirse la identidad por complejos, con tanta música de tan mala calidad,
le hacía falta esta Boda con lo sencillo dando clase de elegancia. Esta boda mostró
que en la diversidad está esa riqueza que nos hemos perdido por tanto tiempo,
por esos prejuicios que heredamos de un pasado atrofiado por el atraso.
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